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LA LIBERTAD DE PRENSA EN TIEMPOS DE INTERNET por Rodolfo Schmal S.

Diario Talca celebra sus primeros dos años de vida. De la mano de avezados periodistas y colaboradores varios ha encarado obstáculos que parecían insalvables. Los ha sabido sortear navegando en tiempos de tempestad como lo demuestran los avatares que enfrentan los medios de comunicación tradicionales. La transición del soporte físico al digital no es broma. Otros son los códigos. Tampoco son bromas las redes sociales donde cualquiera, puede escribir lo que quiera sin dar la cara, sin asumir responsabilidad alguna.

Por un lado los sistemas democráticos se fortalecen de la mano de la mayor capacidad de expresión y difusión de la información que proveen las redes sociales vía internet. Sin embargo, estos mismos sistemas democráticos se ven debilitados con la difusión sin trabas de información falsa, truculenta, mentirosa, engañosa, destinada a confundir, desinformar, manipular a la opinión pública y la voluntad de los destinatarios. ¿Quién ganará en esta pugna? Estamos ante una historia en desarrollo cuyo final aún no conocemos.

La eventual colisión entre la libertad de prensa y las noticias falsas (fake news) está a la orden del día. Estas últimas estarían proliferando gracias a algunas redes sociales capaces de multiplicarlas, mientras otras procuran imponer restricciones para combatirlas.

Hay corrientes políticas que han descubierto la portentosa capacidad que tienen las redes sociales para esparcir noticias falsas, muy por encima de los medios de comunicación convencionales. Esta capacidad la explotan sin miramento alguno para sus propósitos de alcanzar el poder político y emborrachar la perdiz a la ciudadanía. El gran ejemplo que tenemos a nivel mundial nos lo dio Trump, desparramando durante varios años fake news que le permitieron acceder a la presidencia de USA al derrotar a Hillary Clinton. Hoy lo tenemos con Bolsonaro que si no gana la presidencia del Brasil en su segunda vuelta, obtendrá una votación que difícilmente alcanzaría si no recurriera una y otra vez a afirmaciones sin respaldo alguno con el propósito de incidir en la decisión de los votantes. Hoy, en tiempos de masificación del acceso a internet y redes sociales, lo vemos a diario a través de la falsificación de audios y videos.

En Chile ya tenemos algunos maestros en estas materias que están poniendo en jaque la democracia tal como la hemos entendido hasta ahora. Las mentiras, si bien han existido siempre, al menos hasta la irrupción de internet, tenían un alcance limitado. Hoy, su alcance es mayúsculo por la vía de las redes sociales y el anonimato de quienes las difunden como si de bombas de racimo se trataran.

De allí los esfuerzos por limitar esta difusión de noticias falsas, los que tienden a verse como restricciones a la libertad de expresión que tanto solemos apreciar. Esta nueva realidad está invitando a reflexionar en torno a la libertad de prensa. Reflexión necesaria e imprescindible.

Se asume como libertad de prensa el derecho que tienen los medios de comunicación de investigar e informar sin limitación alguna, esto es, libremente, sin censuras previas, acosos, hostigamientos, y/o funas. Este derecho se sustenta en la libertad de expresión propia de todo sistema político democrático tal como lo entendemos en el mundo occidental. Bajo las dictaduras, entre las primeras medidas que adoptan figura la de suspender la libertad de prensa para que solo se informe lo que el dictador de turno y sus secuaces estimen pertinente. La verdad se asume que es monopolizada por el grupo que está en el poder.

Hoy, en la democracia en que estamos, el interés por ejercer un control sobre la libertad de prensa con la excusa de combatir la difusión de mentiras, especialmente por la vía de la censura previa, está presente como en los mejores tiempos dictatoriales. Toda una contradicción difícil de despejar.

La libertad de expresión e información está en riesgo a nivel mundial desde el momento que se asesinan a periodistas o disidentes, o se les amenaza o agrede. Todo ello con el objetivo de silenciar voces disidentes. Esta libertad la estamos viendo amagada no solo desde el poder político, sino que también desde otros poderes mediante restricciones indirectas a la libertad de expresión. En Chile es el caso de la alta concentración de la propiedad de los medios de comunicación que se ha ido acentuando. A ello agréguese la tentación por imponer restricciones a la asignación de publicidad tanto pública como privada.

De allí que para profundizar la libertad de prensa en los tiempos que corren se hace indispensable reducir la concentración de los medios de comunicación existentes y transparentar la asignación publicitaria que realizan tanto el Estado como los privados. Para rematarla, que seamos sujetos de una educación de calidad tal que nos provea de capacidad para discernir cuando nos dicen una verdad o una mentira, esto es, para que no nos metan el dedo en la boca.

Rodolfo Schmal S.

Ing. Civil Industrial Universidad de Chile

Magister en Informática Universidad Politécnica de Madrid, España

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