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Ministro Moisés Muñoz: “El tráfico de influencias se tiene que desterrar”

Entrevista a fondo al presidente de la Corte de Apelaciones de Talca para el año judicial 2025

En su discurso tras asumir la presidencia por este 2025 afirmó que los tribunales deben responder a las necesidades de las personas. ¿Qué significa desde la perspectiva judicial?

“Cuando uno dice que lo principal son los usuarios, significa que en cada decisión que uno toma, como juez, siempre debe pensar en quién va a sufrir las consecuencias.

Por ello, primero hay que preocuparse de que esa decisión sea oportuna, es decir, que sea resuelta lo antes posible o bien que no se retarde innecesariamente, sin justificación alguna”.

¿En qué se traduce esa situación?

“Uno ve en esta Corte de Apelaciones que hay causas que se apelan y en resolverlas nos demoramos cinco minutos, porque son simples, pero llevan un año esperando, es decir, con el proceso paralizado”.

¿Y qué hacer ante eso?

“Hay que realizar un catastro para saber cuántas causas se encuentran en condiciones similares para agilizar su tramitación…”.

¿Son causas de “fácil despacho”?

“Claro. Las causas menos complejas deben ser resueltas de la manera más rápida posible y, para eso, debemos saber qué causas son. En el caso de Familia, eso es casi un deber”.

Volvamos a las consecuencias de las decisiones que adopta un juez…

“Ocurre que también tenemos que fijarnos en que la decisión sea apegada a la ley, indudablemente, pero también que sea justa, que sea ecuánime, con equidad. Que la persona que tuvo conocimiento comprenda que fue justa. A eso tenemos que propender. No nos podemos quedar en el formalismo y, para ello, hay que colocar en la balanza cuánto valor tiene el formalismo y una decisión justa. A veces, la justicia –sin apartarse de la ley, porque tampoco podemos crear normas donde no las hay- requiere la búsqueda de una conciliación”.

Dijo usted que la respuesta judicial debe ser oportuna, pero sabemos que existe un retraso importante en tribunales penales y laborales, por nombrar los que tienen más problemas. ¿Cómo alcanzar la justicia si no hay jueces suficientes?

“Lo que pasa es que la administración de justicia es amplia, no solo es un juez o una Corte de Apelaciones. Está relacionada con otras instituciones que deben actuar de manera coordinada. Tenemos que buscar el término medio, porque tampoco se puede hacer todo. Hay que tener en claro que los requerimientos a la justicia siempre van aumentando. Eso es algo imposible de revertir. Por lo tanto, siempre lo que ingresa es mayor de lo que se puede solucionar en un periodo de tiempo. Eso nos obliga a todos a ser eficientes”.

Pero ocurre ue, en cuanto a infraestructura, el Poder Judicial en Talca no ha realizado inversiones en proyectos de nuevos tribunales. Lo último que se construyó fue el Juzgado de Familia, aunque el Poder Judicial tiene terrenos comprados en Talca. Y se necesita ampliar los tribunales para atender más público y tener más juicios. ¿Qué ocurre?

“Esas son decisiones que escapan de nuestras facultades. Podemos levantar la voz, pero nada más. Ya son políticas de Estado. Es ahí donde los parlamentarios tienen algo qué decir. Uno ejemplo es que los jueces orales en Rancagua son el doble que en Talca, aunque tienen menor ingreso de causas. Eso es un mea culpa que tiene que hacerse más allá de los tribunales. Lo mismo ocurre en esta Corte de Apelaciones”.

¿Cómo así?

“Ocurre que las Cortes de Apelaciones, a nivel país, no solo en Talca, quedaron fuera del proceso de renovación de los tribunales. Se creó la nueva justicia penal, laboral y de familia, con nueva infraestructura, personal y procedimientos. Y todos esos juicios terminan en la Corte de Apelaciones, aumentando sus ingresos. En la Corte de Apelaciones tenemos tres unidades especializadas que no pueden funcionar en este edificio porque no hay espacio y deben trabajar en otro lugar. El proceso reformatorio dejó a las Cortes de Apelaciones en un olvido que se mantiene hasta la actualidad. Nadie se ha preocupado de los tribunales más importantes de cada región, es decir, que se cuente con más ministros y dotación”.

¿Y qué se sabe de la reforma procesal civil?

“También quedó en el olvido. Antes del terremoto se estaba trabajando bastante, pero quedó en el cajón de un escritorio. Actualmente, los incidentes en un juicio civil son más extensos y hacen demorar la tramitación de las causas. Además, todas esas resoluciones se apelan. Los procedimientos en materia civil no se han actualizado. Todo eso se puede resolver por la vía normativa, generando un nuevo sistema de administración y de organización”.

¿Hay temor de que la ciudadanía pierda la confianza en los tribunales pensando en lo que pasó el 2024 en la Corte Suprema?

“Al contrario. Creo que lo peor que le puede ocurrir a un país y a una democracia es que sus habitantes pierdan la confianza en las instituciones y, fundamentalmente, en el Poder Judicial. Si se pierde esa confianza es porque hemos llegado al colapso total del Estado y de nuestros principios valóricos.

Por ello, diría que tenemos que confiar, porque el 90% de la gente que trabaja en el Poder Judicial es honesta. A veces, pueden ocurrir prácticas que, por décadas, se realizaban pensando que no causaban daño, pero nos hemos dado cuenta que producen perjuicios a terceros y esas malas prácticas hay que desterrarlas. El tráfico de influencias para beneficiar a algunos y perjudicar a otros se tiene que desterrar. Eso no es bueno”.

¿Y cuál es la solución?

“La transparencia, de todas maneras. Hay que ser enfático y no titubear. Hay cosas donde uno no puede titubear. Tal como se analiza cuál es la decisión más justa y, para ello, se debe ver el caso concreto, en otros aspectos hay que ser enfáticos. Es decir, en el derecho a ser escuchado, a que todas las personas conozcan lo que se está decidiendo, que sepan las razones de una decisión, buena o mala.

Y que esa decisión sea solamente en mérito del proceso y no otros elementos ajenos. Si eso ocurre, todos vamos a estar esperanzados de que el Poder Judicial estará haciendo las cosas bien. A eso me aferro, porque vemos todo tipo de materias. Todos acuden al Poder Judicial con sus problemas y esa responsabilidad hay que asumirla con absoluto compromiso profesional”.

¿Cuál es el mensaje para las personas que quieren o necesitan acudir al Poder Judicial?

“Esta presidencia es de puertas abiertas porque a la gente hay que escucharla. Lo haré en la medida que pueda porque tengo muchos requerimientos. Pero voy a conversar con las personas y si no hay solución, se los voy a decir, pero si hay solución, informaré lo que se puede hacer.

La gente tiene derecho a ser recibida. Hay que humanizar la justicia.  Actualmente estamos llenos de estadísticas, de cosas virtuales y de plataformas informáticas, donde no aparece el ser humano. Pero la justicia no debe perder su lado humano. La justicia tiene rostro, como lo tiene el demandado, querellado o imputado. Y también el que requiere la atención debe contar con su espacio para ser escuchado”.

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