¿A dónde irías de vacaciones si supieras que van a ser las últimas?
López dice que es un ejercicio inútil. Que si supiera que se va a morir no se iría de vacaciones. Al menos no en plan seis días, siete noches, todo incluido. Como que lo pensó mejor o algún recuerdo se coló en su lógica imbatible y me contó de la vez que fue con su familia a Valdivia y se perdió en el parque Oncol. Su mamá se volvió loca, sus hermanos ni se enteraron y el papá se ríe cada vez que se acuerda. En realidad no se perdió. Simplemente quiso abrazar un árbol como lo había visto en un dibujo. Y el resto siguió caminando y no contestó cuando escuchó que lo llamaban. Se quedó en silencio sentado junto a un árbol tan alto que no alcanzaba a ver dónde terminaba. Nunca olvidó la sensación, dijo emocionado, de saberse un individuo solo en medio del mundo. Tal vez no lo supo en ese instante, pero con el tiempo la idea se le fue haciendo más evidente, y cada vez que tiene un problema, una duda, busca un árbol e intenta calcular cuánto mide.
No sé López si eso cuenta como una última vacación. Lucía, evasiva, dijo que esa pregunta jamás me la respondería. Pero sé perfectamente que se iría un fin de semana a San Pedro de Atacama y visitaría el pucará de Quitor. Se lo dije y me devolvió una mueca que pudo ser, indistintamente, una señal de aprobación o un desprecio absoluto.
Que se joda la pandemia y sus restricciones. Que se joda la Ómicron. ¿Pueden las vacaciones volver a ser lo mismo? Se me ocurre que nunca volveremos a disfrutar tanto como cuando éramos niños. No sé, tal vez exagero.
El viaje al norte, a Bahía Inglesa, el día que el Daihatsu nos dejó botados camino a Caldera. O la noche en la cabaña en Los Vilos. O el último viaje a Valparaíso con los niños antes de separarnos, cuando nos sacamos esa foto donde apareces tan seria.
No creo que salga de vacaciones este año. No sé si vuelva a salir de vacaciones. Pero si supiera que serán mis últimas vacaciones, te esperaría en Quitor, en la punta del cerro, abrigado hasta las orejas mirando las estrellas.
Ciudadano Kein