Cuando se habla de desastres socionaturales en el mundo, Chile es uno de los países con más experiencia en la materia y, la región del Maule, por cierto, no es indiferente a ella. Largo y estrecho, instalado en el contacto entre la placa de Nazca y la Sudamericana en pleno Cinturón de Fuego del Pacífico, cuenta con un amplio registro de sismos, tsunamis y erupciones volcánicas, ecosistemas montañosos como costeros, cuestión que lo hace sensible a un sinnúmero de amenazas, algunas más inmediatas – como las mencionadas líneas atrás – y otras más prolongadas que se hacen notar conforme al tiempo, un claro ejemplo de ello es la sequía prolongada que por más de diez años, potencia la escasez hídrica, desertificación, y con ello, una alta posibilidad de que ocurran otras amenazas, como los ya conocidos incendios forestales. Todas estas características antes señaladas, conjugadas, ubican a Chile en el lugar 25 en índice de Riesgo Climático Global.
Lo anterior se ve acrecentado ante la inequívoca influencia antrópica en el escenario de Crisis Climática y Ambiental, cuestión que se sustenta respecto al último Informe de Evaluación del IPCC.
Si bien es cierto, que al menos durante los últimos 10.000 años, estamos ante un escenario de aumento de la temperatura (tras la última glaciación), la actividad humana en general está acelerando dicho proceso, por lo que el mejor escenario posible, es un mal escenario. De hecho, datos planteados en el Global Carbon Budget 2021 muestran que para lograr la carbono neutralidad mundial al 2050, se deberían cortar 1,4 miles de millones de toneladas (1,400,000,000,000 kilos) de emisiones de CO2 por año. Es claro y concreto que como sociedad enfrentamos una situación inédita, sin precedentes, en donde existe un Cambio Ambiental a nivel global lo cual requiere acciones urgentes y concretas que aceleren estrategias de acción directa, sobre todo aquellas que nos permitan aprender, adaptarnos y anteponernos ante cualquier tipo de amenaza. Es importante que dichas acciones sean bajo una perspectiva territorial, para que se desarrollen según las necesidades locales ante las urgencias propias de quienes conformamos y habitamos el territorio.
Por cierto, existen esfuerzos importantes, sobre todo durante la última década, que se han desarrollado bajo esfuerzos integrativos entre diversas disciplinas y saberes, tanto desde la academia, sector público, privado como la sociedad civil. Se han generado instrumentos como los planes de Adaptación y Mitigación ante el Cambio Climático, la Política Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres con la creación del Sistema y Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SINAPRED) reemplazando a la ONEMI. Estos instrumentos, en el papel, dotan con diversas atribuciones en distintos niveles (regional, provincial, distrital, comunal) la generación de acciones en materia de gestión de Riesgo de Desastres. Sin embargo, sin una adecuada socialización del instrumento que permita a la sociedad civil y autoridades a estar en constante, aprendizaje, involucramiento y fiscalización de los procesos, la posibilidad de ir concienciando y generar una cultura ante escenarios multi-amenaza queda estancada meramente en un manual de buenas intenciones.
¿y cómo enfrentar el escenario multi-amenaza, entonces?
Un ejemplo concreto puede ser los Geoparques UNESCO los cuales buscan poner en valor los Objetivos de Desarrollo Sostenible para un progreso integral del territorio. De igual manera, formando geocientistas para y desde nuestra Región, con una visión de territorio propia, capacitados e interesados en problemáticas reales del Maule. Vivimos nuevos aires de cambio, con la redacción de una nueva Constitución de la República, o un nuevo Gobierno que se plantea ecologista, requiere que todos los actores – Sociedad Civil, Academia, Sector Público y Privado – se sumen desde todos los niveles de acción, fortaleciendo el involucramiento del territorio de manera transversal, generando una gobernanza integral y transdisciplinar. Es tiempo de pensar una sociedad comprometida con el futuro que se merecen nuestras hijas e hijos hoy, mañana es demasiado tarde.