Con frecuencia la gran mayoría de nosotros, cuando pensamos en turismo, nos imaginamos viajes a entornos rodeados de mucha naturaleza, playas, mar, ríos, lagos, montaña o cordillera, por su puesto acompañado de gastronomía según sean los gustos, etc. En fin todo muy amigable.
Por otro lado cuando nos imaginamos industria, existe una rápida asociación a maquinas, chimeneas, contaminación, ruido, vehículos de carga, etc. Es decir nada muy amigable.
Por otro lado, algunas preguntas muy simples, pero que no todos tenemos respuesta: ¿Cómo se hace la leche en polvo, o el azúcar granulada, los embutidos, un atún en conserva, un televisor, un teléfono, una mascarilla protectora facial, un árbol a partir de una semilla o un panel solar. etc?
En los años 60, en USA nace una nueva modalidad de hacer turismo, denominado “turismo industrial”, pensado en ese grupo de personas que no se conforman con solo ver el nombre de un producto en una etiqueta, sino que “como se hace”. Ese turismo rápidamente se masificó hacia Europa, Asia e incipientemente está presente en América del Sur. Con el correr de los años, este tipo de turismo se ha ido masificando y ya en muchas destinos, forma parte de paquetes turísticos, en donde comprar un tour de un día en un destino, incluye generalmente 4 detenciones dentro del circuito: un lugar o taller de artesanías, y generalmente con los artesanos trabajando en vivo, un restoran, un lugar de esparcimiento y una industria que generalmente represente la característica productiva de esa zona.
En aquellos países que este tipo de turismo se ha instalado, ha implicado profundos beneficios, no solo para los operadores y agencias de turismo, (por los grandes volúmenes de gente que hoy compra estos paquetes), sino porque la industria productiva de esas zonas han ido mejorando intensamente sus procesos productivos, a fin de causar de verdad un agrado al visitante, entendiendo que ya no solo producen su producto, sino que tambien producen una “experiencia de admiración positiva” en el turista que pagó por ir a conocer su proceso productivo, generando finalmente una fuerte alza de validación social a la actividad industrial. Es decir ha sido de aquellas formulas denominadas “win – win”, todos ganan.
Chile en algunos rubros ha estado avanzando en este tipo de turismo. Un buen ejemplo han sido las viñas que han ido creando circuitos integrados: la viña, producción del vino, gastronomía y hotelería.
Es indudable que Chile tiene mucho más que mostrar en esta línea de la industria del turismo en base en el “turismo industrial”. Creo, la vieja discusión de turismo o industria ya esta obsoleta. Hoy se habla del complemento total, entre el turismo y la industria productiva y Maule tiene mucho que ofrecer en esta línea.