Chile, sin duda, está viviendo tiempos históricos, la construcción de un nuevo país pasa por asumir responsabilidades de todos los sectores que conformamos este territorio. Desde su concepción etimológica, politicus y su término del griego politiká, nos deriva inmediatamente a lo público, a lo civil y al ordenamiento de las problemáticas que se dan al interior de una sociedad, como también a todos los espacios públicos que en ella se expresan. De ahí la necesidad de vincularla directamente con todas las acciones de vida que desarrollamos en la cotidianeidad.
Bajo este prisma se necesita de manera urgente que las y los jóvenes se vinculen al ejercicio democrático de participar en la política, de observar la realidad de su país y contribuir, desde la reflexión, la crítica y el análisis en mejorar la calidad de la democracia. Para ello el papel de los partidos políticos es fundamental, considerando que debieran ser el nexo articulador de estas dinámicas. La baja participación de los jóvenes en las últimas elecciones demuestra una antipatía sobre los acontecimientos que se dan en su país, desvinculándose de una realidad con la cual no se identifican.
Desde que se ejerce el voto voluntario existió la intención de aumentar la participación de las y los jóvenes, hecho que en la práctica no ocurrió, más bien ha disminuido. Cuáles son las causas que generan esto. Si bien es cierto no hay muchos estudios que nos hablen sobre esta problemática, está claro que se necesita desarrollar un diagnóstico que nos hable y profundice sobre el sentir de los jóvenes, sus intereses, sus gustos, su manera de relacionarse con el entorno, sus expectativas de vida y tantas cosas que sean decidoras de su subjetividad, sin duda éstos estudios serían elementos claves para hacernos un cuadro de las motivaciones y también las desmotivaciones que se ven enfrentados para acercarse a la política y ver en esta herramienta una forma de participar e involucrase en los destinos de su país.
La pérdida de confianza en las instituciones ha sido un factor fundamental al momento de analizar esta problemática. El accionar de muchos partidos que ven en el ejercicio de la política una manera de impulsar proyectos que le reporten beneficios económicos, ha hecho que los jóvenes se alejen aún más de la política, porque no la sienten como un servicio social, sino más bien como una fuente de mercantilización de la existencia.
Sin duda la falta de representatividad de los jóvenes en la política agudiza el problema, al no existir una valorización de la democracia se minimizan las posibilidades de generar, a partir de la participación y el involucrarse en los problemas sociales de la gente, pierden fuerza las posibilidades de reivindicar las situaciones que están dadas dentro de la sociedad, porque anula e inhibe la posibilidad de incidir en los cambios, transformándome, todos ellos y ellas, en observadores pasivos del acontecer político, social y cultural.
La política sin duda es un ejercicio cultural, las y los jóvenes debieran asumir un rol más protagónico que les permita incidir en nuevos cambios de paradigma, el desafío es mayor y las condiciones están dadas para ejercer mayores compromisos, desde la participación en cabildos convocantes, en asambleas barriales, en centros deportivos y diversos espacios de participación ciudadana desde donde contribuir en el ejercicio democrático que nos involucre en la construcción de un nuevo país, más justo, más equitativo y más inclusivo, no te restes de participar en la construcción de nuestra historia y nuestra memoria.